Hombre que supo ser muy acertado para errar, el Enmiendo Benítez, que no era nombre de pila; le decían así porque ya de recién nacido, nomás, tuvo que entrar a enmendar errores. Les parecerá que exagero, pero me quedo corto.
Todavía no había aprendido ni a enfocar las vistas el pobre Enmiendo cuando la vida ya le estaba pidiendo un adelanto a cuenta de los errores que iba a cometer en el futuro inmediato, mediato y vitalicio.
Como sería, que cuando el padre lo fue a anotar en el Registro Civil, va que al escribiente se le vuelca el tintero encima de "Rosendo" y no le quedó otra que hacerle una enmienda. Y como el padre era muy aficionado a la ignorancia, no tuvo mejor ocurrencia que decirle al escribiente que le pusiera así: Enmienda, "pero pa' varón", dijo. Pero no nos detengamos en cosas menores y entremos de lleno al asunto de marras, que no sé muy bien qué quiere decir pero hace juego con el modo de marrar del Enmiendo.
Cómo habrá sido de errador serial el Enmiendo, que cuando lo reclutaron para la conscripción y el sargento le ordenó "¡Carrera mar...!", salió como tiro para el lado de Mar del Plata. Y lo peor es que llegó.
Y ya que estaba ahí, se quedó a vivir y a ejercer su profesión, que era encontrar cosas antes de que las perdiera el dueño.
Y claro, no pasó mucho tiempo para que cayera preso por desertor y algunos contratiempos del oficio. Y ahí fue, justamente en la comisaría, donde sin ningún asomo de duda (al menos para mí, que en mi vida vi asomarse una duda por encima del tapial, ni de atrás de las cortinas), cometió el error más garrafal de su vida y sin siquiera un gasista matriculado para que le buscara alguna solución.
Resulta que el comisario se iba de vacaciones y como en la comisaría había escaso personal lo pusieron al Enmiendo de reemplazo. Tan a pecho se había tomado el cargo, que va que un día que el cabo de guardia trajo detenidos a tres sospechosos que había levantado en la playa, el Enmiendo, para hacer méritos rápido en la carrera policial, no tuvo mejor idea que anotar en el Libro de Guardia: "Se prosederá a afusilar a las 20:00 hs. del día de la fecha a tres prófugos detenidos en esta sesional, en cumplimiento de lo establesido por el código penal de la costitusión nasional. Firmado: Comisario Preso en Comisión: Enmiendo Benítez".
Menos mal que como a la hora, hora y media, se apersonaron en la seccional los de Prefectura, que andaban al rescate de tres náufragos de un barco japonés que se había hundido hacía un par de días frente a las costas marplatenses de Santa Teresita del Tuyú (según los propios japoneses, que mucho de geografía bonaerense no sabían), que si no...
La cuestión es que ese error de interpretación policial le salió bien caro, porque cuando el comisario volvió de las vacaciones le metió tal sumario que el Enmiendo terminó declarando indagatoriamente en los Tribunales. "Un error de caligrafía lo tiene cualquiera. Aparte yo no entiendo el japonés", dijo cuando el juez le preguntó cómo podía ser tan animal.
El propio juez pudo comprobar en persona que el mayor error que había cometido el Enmiendo era haber nacido tan desafortunado para el acierto el día que lo invitó a su casamiento con la Varodicta Maidana, que tampoco era nombre: le decían así porque era muy adicta a los varones.
El asunto fue que cuando el cura llegó a la parte que dice "Si alguien tiene algo que decir y por lo que este matrimonio no pueda celebrarse, que hable ahora o calle para siempre", va que salta el Enmiendo y dice: "¡Yo!". Y ahí nomás el cura lo paró en seco: "Usted se calla porque es el novio", lo que le sacó un gran peso de encima a la Varodicta, que a esa altura ya había consumado varias veces el matrimono con el Enmiendo y unos cuantos amigos de él y el vestido blanco le quedaba bastante ilegal.
Y ni les cuento del tremendón error que cometió cuando le nació el primer hijo.
Ni les cuento.